domingo, 5 de junio de 2011

"El árbol" de Julie Bertuccelli. No es un árbol. ¡Es un pulpo!


Crítica para la revista de cine Encadenados


Un pulpo. Así es cómo denomina uno de los personajes secundarios a la higuera protagonista en la cita más anticlímax de la última película de la francesa Julie Bertuccelli. Y no sólo porque sus raíces se enredan como tentáculos en las cañerías de este personaje, sino porque a su vez, su presencia y cada una de sus ramas se enmarañan en la vida de Dawn y sus cuatro hijos. Los O’Neil tendrán que afrontar la reciente pérdida de Peter, su esposo y padre.

Un tenue choque frontal de un coche contra un tronco es suficiente para que este árbol se convierta en la efigie de Peter (Aiden Young), en la reencarnación de su espíritu. O al menos así es para Simone (Morgana Davies) y para la propia Dawn (Charlotte Gainsbourg) que se adentra en la ensoñación de su hija. Ese breve contacto con el árbol sirve de nexo ficticio entre la materia y la esencia de Peter. A su vez, esa gigantesca higuera será el vínculo fantástico entre el padre y la vida de su familia posterior a su fallecimiento.

La iconicidad del árbol es lo que sustenta enteramente la trama de una película que aparentemente no va hacia ningún lado. Pero el hecho de que se extienda sin miedo en sus encuadres dedicados al paisaje australiano o dedique largos primeros planos a sus dos protagonistas femeninas no impide que el filme verdaderamente evolucione.