jueves, 11 de agosto de 2011

En el váter, con la frente marchita.


Una visita al pueblo donde se aposentan tus raíces puede proporcionar sensaciones extremas y encontradas. Dicha visita puede ser tomada como una auténtica tortura o como una motivación para la diversión y la fascinación. Pronto te ves inmerso entre señoras que cotorrean sobre quién ha pasado ya a mejor vida y consecuentemente, sobre quién ha quedado viuda, infidelidades, la meteorología, los maridos... Recuerdos y tradiciones. Cementerios. Cánticos rurales. Repetidos besos en las mejillas que como vestigio, dejan agudos pitidos en el tímpano. Y las apariciones de antepasados.

Creedme, no hay nada tan endiabladamente divertido como escuchar un discurso pronunciado por una prima perdida en el árbol genealógico de uno sobre las presencias extrañas que recibe cuando está en el baño. Susurros de voces conocidas pero ya muertas que se hacen presentes justo cuando la señora expulsa lo digerido. Cuando defeca. Además, dichas voces no vienen tan sólo con la intención de incordiar en el momento más íntimo de esa prima lejana, sino con el objetivo de avisar de algo negativo, algo terrible. Sin embargo más divertido es interpretar el papel de embelesado y otorgarle toda la atención que en ese momento necesita y requiere.

Donde hay una prima, hay una tía también perdida por ese árbol genealógico. Cuando a esa tía parece que le ocurre lo que la presencia sobrenatural le ha anunciado a esa prima, es cuando esta última decide a contar su historia. Y consecuentemente, a que el resto de la familia se entere de su poder. Aún dudo sobre si mentía o su tremenda, opresiva y acongojante convicción hacía que sus oídos pudieran captar los sonidos emitidos en el mundo de lo infrahumano.

sábado, 6 de agosto de 2011

Cómo descubrí The Guild.


¿Quién no ha sentido alguna vez que su vida encontraba una especie de refugio a través de una pantalla? Ya sea lanzar estados y mensajes autocomplacientes, quejicas y tremendistas que provoquen reacciones tipo "Oh, querid@, ¿qué te pasaaa?"; crear vídeos, entradas, páginas, perfiles con fines liberadores; o adueñarse de perfiles y nicks falsos para huir de quiénes somos en nuestro jodido y amargado frustrado día a día. Así son los peculiares entes (bonito eufemismo de frikis) que protagonizan la webserie The Guild, enganchados a un MMORPG (también conocido como juego de rol) que se han ganado un gran hueco en el corazón de los internautas y han hecho posible que despegue en ventas en DVD (a pesar de que todos sus capítulos están disponibles en su página web oficial) y en productos de merchandising.


¿Cómo descubrí y qué me impulsó a ver The Guild? Ya había leído varias veces sobre esta serie online debido a que Felicia Day había trabajado en varios proyectos con Joss Whedon (Dr Horrible, Buffy Cazavampiros, Dollhouse) y prácticamente cualquier novedad de la serie aparecía en el directorio de noticias Whedonesque. Sin embargo no me animé a ver el primer episodio hasta que no vi el fabuloso vídeo musical/anuncio promotorio/frikada absoluta de Do you wanna date my avatar? en la que los protagonistas de The Guild se enfundan en las vestimentas de sus personajes ficticios y empiezan a cantar. El siguiente vídeo cuenta con más de 17 millones de reproducciones.