jueves, 11 de agosto de 2011

En el váter, con la frente marchita.


Una visita al pueblo donde se aposentan tus raíces puede proporcionar sensaciones extremas y encontradas. Dicha visita puede ser tomada como una auténtica tortura o como una motivación para la diversión y la fascinación. Pronto te ves inmerso entre señoras que cotorrean sobre quién ha pasado ya a mejor vida y consecuentemente, sobre quién ha quedado viuda, infidelidades, la meteorología, los maridos... Recuerdos y tradiciones. Cementerios. Cánticos rurales. Repetidos besos en las mejillas que como vestigio, dejan agudos pitidos en el tímpano. Y las apariciones de antepasados.

Creedme, no hay nada tan endiabladamente divertido como escuchar un discurso pronunciado por una prima perdida en el árbol genealógico de uno sobre las presencias extrañas que recibe cuando está en el baño. Susurros de voces conocidas pero ya muertas que se hacen presentes justo cuando la señora expulsa lo digerido. Cuando defeca. Además, dichas voces no vienen tan sólo con la intención de incordiar en el momento más íntimo de esa prima lejana, sino con el objetivo de avisar de algo negativo, algo terrible. Sin embargo más divertido es interpretar el papel de embelesado y otorgarle toda la atención que en ese momento necesita y requiere.

Donde hay una prima, hay una tía también perdida por ese árbol genealógico. Cuando a esa tía parece que le ocurre lo que la presencia sobrenatural le ha anunciado a esa prima, es cuando esta última decide a contar su historia. Y consecuentemente, a que el resto de la familia se entere de su poder. Aún dudo sobre si mentía o su tremenda, opresiva y acongojante convicción hacía que sus oídos pudieran captar los sonidos emitidos en el mundo de lo infrahumano.
Todo ello lo he recordado tras ver Volver de Pedro Almodóvar. Poco a poco se van perfilando los personajes de la película, se presentan las costumbres del pueblo donde se desarrolla, las actitudes, los comentarios hasta que llegamos a la trama principal y sobre la que se crea la intriga de la película: La dicotomía aparición fantasmal/persona real del personaje interpretado por Carmen Maura, Irene.

La escena en la que Raimunda (Penélope Cruz), hija de Irene, está sentada en el váter, pronuncia nada más sentarse un ¡Uy, aquí huele a pedo!, y posteriormente relaciona este hedor con los gases que producían su supuestamente difunta madre... La asociación con el hecho real que vivió ese eslabón perdido de mi red familiar ha sido casi instantáneo.
Una vez vista completamente y una vez aclarada toda la trama de las apariciones, mi fascinación se ha redespertado cuando en la ficha de la película en IMDB había en el foro un Topic abierto para discutir si Irene está viva o muerta, buscando profundos significados y lirismo a la alternativa distinta a la que es explicada en la propia película. También me ha llamado la atención ver cómo un forero australiano comenta lo tremendamente divertido que fue para la sala de proyección en su país la escena de los múltiples besos en la cara que otorga Agustina (Blanca Portillo), que si eso es verdaderamente tradición en España. Vaya que sí, señorito australiano, si me descuido hasta yo soy el que los da con esa efusividad.
Volver no me parece la mejor película de Almodóvar (ni siquiera en el TOP 3) pero sí es una buena recreación de la ambientación de las personalidades (en este caso las mujeres) que viven en el fascinante y surrealista mundo del pueblo, con sus miedos, fantasmas, y sus inodoros.

4 comentarios :

Aurora Boreal dijo...

Me ha encantado tu articulo, lo que no me ha quedado claro es si realmente tienes o no una prima semejante?? :P

Juan Bernardo dijo...

Una prima semejante existe, Mª Aurora, existe.
Gracias por el comment! :)

alguien dijo...

Cuando la vi por primera vez fue todo un bluf. A cada visionado ha crecido, y ahora me parece todo sublime.
Estupendo artículo :)

Anónimo dijo...

Me encanta como te desenvuelves, como sacas de lo absurdo de una conversacion familiar sobre fantasmas una conexion con una pelicula.

Cada vez me impresionas mas al leerte. Enhorabuena, el mundo del cine tiene preparandose en el vestidor a uno de los buenos.


Martin Gomez