sábado, 12 de marzo de 2011

¿Quién dijo que la convivencia fuera fácil?


El estrépito provocado por el impacto de los dedos en el teclado del ordenador. Bullicio nocturno al andar de un lado al otro de la habitación. Crujidos de bolsas de patatas que acaban en estruendo. Cortes de uñas, pezuñas, zarpas y similares, cada una con una ecuación de trayectoria parabólica diferente. Molestas notificaciones acústicas de Tuenti, Facebook y de cualquier red social en definitiva. Ronquidos. Sonsonetes corporales a los que no estabas acostumbrado. Ventanas abiertas cuando hace frío y cerradas cuando hace calor. Gustos musicales que no coinciden demasiado bien con los tuyos. Conversaciones a destiempo. Móviles, despertadores y demás aparatos que al emitir ciertas melodías, estarían mejor ahogados en la bañera. Desorden. Excesivo orden. Pelos. Calcetines. Ropa sucia en definitiva. Visitas insospechadas. Chasquidos de lengua de dudosa soportabilidad.

Si vives en una residencia universitaria o compartes piso y estás pensando únicamente en las costumbres de tu compañero de habitación... Deja de hacerlo. Posiblemente tú también seas igual de molesto.

Pero tranquilo. Siempre puede haber casos peores...


3 comentarios :

MR.FILMMAN dijo...

Estupendo artículo. Cierto como una catedral. La de Burgos mínimo.

http://pensandoentrefotogramas.blogspot.com/

decalafat dijo...

Convivir es realmente difícil, y más aun si es un espacio tan reducido como una habitación compartida de una residencia universitaria. Pero sólo será "llevadero" si las dos personas se ponen de acuerdo y son conscientes, como tú bien has dicho, que posiblemente ambos sean igual de molestos. Buena reflexión!

MR.FILMMAN dijo...

Frenéticamente excepcional, se ha ganado usted un tweet.